Como padres primerizos, vivimos las primeras veces de nuestros pequeños casi con más emoción que ellos. Cualquier cosa es una nueva experiencia y un nuevo mundo por descubrir. Nosotros, hace poco tuvimos una de esas primeras veces con la Valkiria, su primer día de playa, como pudisteis ver en el último miércoles mudo.
Sí no había cosas en las que poder parecerse a su puñetera madre, la genética jugó su papel y en el bombo salió la delicadita piel de mamá. Pobrecita mía, no podías haber sacado otra cosa. La Valkiria, como buena guerrera nórdica, tiene la piel blanquita como la nieve. Pero tranquilos, ahí está su madre, que también reluce bajo el sol, para embadurnarla de crema de los pies a la cabeza. Sin embargo, esto me ha parado un poco a la hora de aventurarnos a ir a la playa. Bueno, eso y que el Papa Cascarrabias no es nada playero y ha estado evitando el tema todo lo que ha podido.
Justo el fin de semana que me animo, tuvimos la famosa visita a urgencias de la que ya os hable. Así que, una semana después, con la pequeña ya respuesta del todo me dije: «de este fin de semana no pasa». La mañana del domingo estuve preparando todas las cosas, dando vueltas por la casa como pollo sin cabeza. Que sí una bolsa para nuestras toallas y de más, otra bolsa para ella con sus cosas: toalla, crema, muda limpia, bañadores de agua, bañadores normales, piscina hinchable, cubo, palas, gorrito, gafas de sol (no las quiere ver ni en pintura, pero por insistir que no quede), agua para ella, agua para nosotros, sombrilla (of course),etc, etc… Vale, parece que lo tenemos todo. Esa misma tarde, ya pasadas las 6:30 nos fuimos para la playa. Ya no había mucha gente, así que a pesar de ser una playa con bastante afluencia, se estaba a gusto.
Levantamos campamento, plantamos sombrilla, extendemos toallas… Yo me llevo a la Valkiria a que vea el mar mientras su padre y el abuelo llenan la piscinita. El mar la deja alucinada, no se sí son las olas o el sonido de las mismas, pero no para de mirar y hacer sonidos, como diciendo: «¡mira mamá!». Volvemos al campamento base, y llega el momento cumbre. La dejamos sobre su nueva toalla de Pepa Pig y todos la observamos como sí fuera un documental de leones de La2.
Al principio todo normal, se queda unos segundos sentada allí, hasta que decide lanzarse a por el cubo y las palas que estaban en la arena. Primera mano en la arena, sigue avanzando, primera rodilla en la arena, y sigue avanzando hasta alcanzar su objetivo. Se para, se sienta y empieza a ser consciente que aquello sobre lo que esta no es nada que haya visto o notado antes. Mira a su padre, me mira a mi, cámara en mano inmortalizando el gran momento para la posteridad. Se mira las manos… ¡Y rompe a llorar!. El Papá Cascarrabias la coge rápidamente e intenta aliviar su pena y distraerla metiéndola en la piscinita para aclararle la arena. Mas llanto desconsolado. ¡Abortamos misión!. ¡Retirada, retirada!.
Durante un rato todo son paseos a la orilla, y pasar de unos brazos a otros, padre-abuela, abuela-abuelo, abuelo-madre… Hasta que parece que la cosa se calma y a la Valkiria se le olvida el mal trago. Se recupera del susto jugando con la pala y el cubo. Diez minutos después, decidimos intentarlo de nuevo y la dejamos en la toalla con todos los cachivaches. Volvemos a estar donde empezamos.
Sentada allí aporreando la pala contra el cubo se va moviendo poco a poco hasta que se le cuela un pie por entre las dos toallas, pero parece no darse cuenta. Mas movimiento y pie cada vez mas en la arena. Vaya, se ha dado cuenta, mira a su abuela y se mira el pie… Escarba un poco mas con el pie, un par de veces y ya parece que la cosa no es para tanto. A continuación, mete la mano en la tierra y coge un puñado, dejando escapar la fina arena por entre sus deditos. Parece que ya no le asusta. ¡Prueba superada!.
Acabo la tarde llena de arena y yo también, que parecía una croqueta de lo rebozada que iba. La piscinita ha quedado como asignatura pendiente para el próximo día, porque no esta muy convencida de que esa cosa blandita y con agua le guste. Pero como primera vez se puede considerar todo un éxito. Una cosa buena, cayó rendida de camino a casa en el coche. Si la playa ejerce ese efecto en ella, en cuanto el Papá Cascarrabias tenga vacaciones, vamos a estar allí todas las tardes!
12 Comentarios
A Princess le encanta! La primerva vez salió disparada hacia el mar y tuve que correr, la pillé ya en el agua (es algo mayor que Valkiria). Eso sí, nos llevamos media playa a casa (la de arena que cabe entre su suerpecito y la ropa!) y cae rendida. Al parecer la playa tiene efecto sedante: comen más y duermen más. Un besazo guapa!!
Que peligro!!! jejeje
Lo de la arena es inevitable, y si le gusta la playa mucho peor! jejeje… Te llevas la playa a casa, jajaja
Un besazo
Si todo va bien, la semana que viene será nuestra primera vez de playa con Leo, tengo unas ganas!! Espero que el efecto comer/dormir más sea verdad y volvamos con él hecho un toro y con noches de descanso en el bolsillo 🙂
Ojalá le guste! Lo de dormir yo creo que si, lo del hambre no lo he comprobado aun, jejeje
Besos
¡Que grande Valikiria! Nosotros aún no hemos ido, y vivimos a 10 minutos en coche de la playa…Papidire odia la arena, hace unas semanas fuimos a unas pozas naturales y a Vikingo no le gustó nada la experiencia. Ya hemos decidido que de este próximo fin de semana no pasa el ir a la playa, así que ya te contaré.
A ver que tal el primer contacto de Vikingo en la playa…
No te creas que nosotros vivimos muy lejos de la playa, a 15 minutos en coche, pero el Papá también odia la arena a muerte! jajaja… Pero oye, es por su hija, así que. que se fastidie, jejeje 😉
Pues en nuestro caso, el primer año Redondo le tenía miedo a la arena, no lloró pero le tenía miedo, no quería tocarla y si por un descuido la rozaba se apartaba disparado, como si hubiera tocado fuego jejeje.
Este año sin embargo le ha encantado la playa, la disfruta muchísimo… y también se queda dormido nada más entrar en el coche jeje
Que tendrá la arena que a casi todos les da mal rollo de primeras? Igual el año que viene la disfruta más…
Aaaay esas primeras veces y su encanto mágico!!! dejan tantas anécdotas (unas graciosísimas, otras no tanto jeje) de esas cosas de las que le cuentas a tu peque hasta que tiene 25 años jejeje 🙂
Besos,
María Luisa
jejeje, ya te digo! Para eso vendrá muy bien el blog, así todo esta por escrito y fresquito de cuando paso, para recordarlo dentro de 25 años, jejeje
[…] coche porque ni pisarla quería. ¡En fin, los niños son imprevisibles! Algo similar nos pasó en su primera vez en la playa, pero allí no tenía ni el año. No quiso jugar más y solo se quería ir, así que recogimos las […]
[…] crecer a tu hijo es poder vivir con ellos (revivir a través de ellos) todas esas primeras veces. Su primer día de playa. La primera vez en la nieve. Sus primeras navidades. ¡Miles de primeras veces! Pero si hay algo […]
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