El misterio del pendiente perdido

La semana pasada nos ocurrió un hecho digno de Iker Jimenez y su nave del misterio. Estábamos en plena toma matutina, cuando me di cuenta de que a Valkiria le faltaba un pendiente. ¡Horror! ¡Los vaticinios de la abuela puñetera se estaban cumpliendo! Semanas antes me dijo: «Esta niña se toca demasiado los pendientes, cualquier día los acabará perdiendo» -Agorera- Como era festivo teníamos al Papá Cascarrabias en casa, y como es él el que se encarga de la hora del baño, fui a ver si recordaba cual fue el último momento en el que le vio a la niña los dos pendientes. Como buen hombre que es, ni cuenta se había dado y no recordaba nada de nada. Mi investigación había llegado a dique seco. Ese pendiente podía estar en cualquier sitio, se podía haber caído una de tantas veces que le ponemos y le quitamos el cuello polar, las posibilidades eran infinitas. Así que me resigne a que ese fuera el primero de tantos pendientes que Valkiria perdería a lo largo de su vida.

La abuela Puñetera, como buena abuela, agorera y precavida que es, nos había regalado dos juegos de pendientes. Como no sabía el tiempo que hacía que no llevaba el pendiente, fui a cambiarselos. ¡Menudo show! De repente Valkiria se convirtió en una anguila resbaladiza que se escurría entre mis brazos mientras gritaba: «no, no, no, yata, yataaaa». Necesite llamar a los refuerzos y entre los dos la redujimos e inmobilizamos (Si, me sentí como Will Smith en «Dos policías rebeldes»).

Unas horas mas tarde, mientras el Papá Cascarrabias cambiaba a la peque después de hacer caca, me llamó: «Ven, a ver si ves algo familiar en el pañal». ¡Allí estaba, diminuta y reluciente!¡La tuerca del pendiente! ¿Y el resto? ¿Donde esta el pendiente?¿Se lo habrá comido también? ¿Estará dentro de ese mondongo pastoso y humeante? – Las cosas que tiene que hacer una madre…- Miré desafiante al Papá Cascarrabias, a ver si cabía la posibilidad de jugarnos a los chinos aquella incursión en zona hostil, pero por su mirada vi que me tocaba a mi, si o si (esta vez te has librado, pero ¡de la próxima no te libra ni el tato!). Después de hurgar un rato no encontré nada, así que el misterio y las dudas continuaban.

Caca-arale-dr-slump-00

Aunque se hubiera comido la tuerca, que sigo sin explicarme como, porque es incapaz de acertar con un grano de arroz y eso es igual de pequeño. El pendiente podía haber caído en cualquier sitio. O podía haberselo comido también, que eso me preocupaba más. Pero ya dicen, que todo lo que entra, sale, así que, tarde o temprano tendría que salir. El problema era el pincho, ¿no se quedaría atascado por ahí? Mil dudas otra vez. Me voy a google, a ver que dice. Encuentro un post de Pequeñas personitas sobre el tema, veo que no soy la única, me quedo más tranquila y no puedo sentirme más identificada con la foto que usa para su post. En google encontré de todo, incluso la posibilidad de ir a urgencias a que le hicieran una radiografía. Sinceramente, me pareció excesivo, así que, mientras a ella la viera bien, descarte esa opción.
Después de analizar las posibilidades, decidimos vigilarla unos días y controlar las cacas, poco mas podíamos hacer.

Esa misma noche, cuando ya me iba a acostar, dejé mis gafas en la cómoda y entre en la habitación en modo ninja para no despertar a Valkiria. Yo, como buena miope que soy, una vez me quito las gafas y mas aun en la penumbra que dan las luces quita miedos, no veo mas que lo justo para poder llegar a tientas a meterme en la cama. Y, cosas del destino, de repente… ¡Leñe! ¿Que me acabo de clavar en la rodilla? ¡El pendiente! (Que daño me hice…) Salí de la habitación, a lo ninja miope, para compartir el gran hallazgo con el Papá Cascarrabias que estaba fumando en el balcón, ¡casi lo mato del susto! La verdad es que tuvimos una suerte increíble de encontrar las dos partes del pendiente, además por separado. Pero, por no tentar a la misma, a partir de entonces le comprobamos cada día que las tuercas estén bien apretadas. Porque algún día perderá su primer pendiente, pero ese día aun no ha llegado.

 

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