El verano es esa época de locura y desenfreno en la que si eres un mozuelo sin cargas familiares disfrutas como un enano de la playita, las fiestas y los planes inesperados. Pero si eres madre/padre la historia cambia, y el verano es esa época en la que los niños no tienen cole y si no tienes la playa o una piscina cerca, se hace difícil poder entretenerlos en la ciudad con estos calores. En lo que si coinciden ambos tipos de verano es en que todo se vuelve un poco del revés, se rompen las rutinas establecidas y se vive un poquito más lento, o al menos, a otro ritmo que en invierno, aunque solo sea porque anochece mas tarde.
Nosotros intentamos mantener unas rutinas con Valkiria de las que procuramos no salirnos, ya os lo conté en este «Consejo de padre«. Pero hay días en los que ya desde que te levantas todo va a destiempo y es imposible volver a encarrilarlo. Entonces lo mejor es aprender a ser flexible y dejarse llevar. Eso mismo fue lo que nos pasó el sábado pasado.
Con el calor la niña está durmiendo mal, bueno, peor que de costumbre. La noche del viernes al sábado decidió que a las 5 ya no quería dormir más y durante mas de una hora se dedicó a bailar breakdance en nuestra cama de 1,35, entre su padre y yo. A la segunda patada que recibí en toda la cara decidí que había llegado la hora de levantarse. Se quedó jugando por el salón mientras yo me tomaba un café, y sobre las 8 conseguí dormirla de nuevo, la dejé en la cama con su padre y yo me fui al sofá, necesitaba un poco de independencia. Ya no nos despertamos hasta las 11. Tarde, muy tarde para lo que suele ser costumbre por aquí. Teníamos intención de ir a la playa, pero el día salió muy gris, así que lo dejamos y nos fuimos directos a casa de mis suegros. Como Valkiria había desayunado tarde, también se retrasó la hora de la comida.
Llegado el momento de la siesta, que de normal es sobre la 1:30 y ese día eran las 3, primero lo intentó su padre y nada. Una hora más tarde lo intenté yo y naranjas de la china. Total que llegado el momento merendó y cogimos el coche para ir a casa de unos amigos. Un trayecto de unos 30 minutos mas o menos. A 5 de llegar, se quedó frita. Tanto que la saqué del coche, la dejé en el carro y ni se inmutó. Pero solo durmió media hora. Eso eran ya las 7 de la tarde.
Llegado este punto, yo ya tenía mas que asumido que ese día no se iba a dormir a su hora habitual, las 10, ni harta de vino. Y para más inri, durante este mes, todos los sábados a las 12 tiran un castillo de fuegos artificiales al lado de nuestra casa. Ya la semana anterior, sin nosotros saberlo, nos llevamos un susto tremendo, sobretodo ella, que pillo tal sofocón que luego no hubo manera de que se durmiera en su cuna. Así que improvisamos un plan B. Algo que no habiamos hecho en 21 meses de crianza. Nos iríamos a cenar fuera y luego a ver el castillo. ¡Y que fuera lo que tuviera que ser! De todos modos no se iba a dormir.
Llegamos a casa, preparé su cena y nos bajamos a un bar del barrio a cenar. Iba alucinando por la calle, mirando todas las luces y letreros luminosos. Cenamos en una terraza y se portó bastante bien. Luego fuimos andando hacia la zona de ver el castillo. Tengo que aclarar que, aunque Valkiria ya ha vivido dos Fallas, en ningún momento la hemos llevado a ver ningún castillo ni ninguna mascletá, así que esta era su primera vez con algo similar.
Como tenemos intención de seguir viviendo aquí, creemos que es bueno que sepa que aquí por menos de nada te montan un festival pirotécnico y se vaya acostumbrando a ello. Volviendo a lo que estaba. tiraron el primer aviso y todo normal. El segundo y la cosa seguía en calma. Pero cuando empezó, ¡ay cuando empezó!, Valkiria me miró desde el carro con cara de susto y me lanzo los brazos para que la cogiera, mientras se ponía a llorar. En el fondo me esperaba esta reacción. Pero intentando no reforzar su miedo, la sostuve en brazos todo el castillo mientras le explicaba que era aquello y que no pasaba nada. Dejó de llorar rápido, pero no quiso mirar el espectáculo. Cuando acabó aplaudió y todo, pero creo que era por el hecho de que hubiera acabado, mas que otra cosa. Ya estaba tan cansada de tantas emociones durante ese día tan raro, que empezó a decir adiós y a lanzar besos a un grupo de chavales que teníamos al lado haciendo botellon (que viejuna me sentí por cierto). En cuanto llegamos a casa y me la puse al pecho se quedó dormida al instante.
Creo que fue un día raro y un poco agotador para todos, pero en el fondo lo disfrutamos mucho. Hicimos algo diferente. Nos salimos de nuestras rutinas habituales y eso nos vino bien como familia. Y Valkiria la noche siguiente nos daba la mano para ir a la calle y decía: «pum pum», así que al final creo que tanto miedo no pasó, puede que hasta le gustara un poquito.
7 Comentarios
En esta casa es que no hay rutina que valga, pero oye ¡que parece que con el calor mi bichilla duerme mejor! Estoy que no me lo creo. Un solo despertar entre las 4-5 de la mañana y andando. Eso sí, durante el día enganchada a a teta como una lapa, y algo más quejosa de lo habitual, pero con estas buenas noches… ¡ayyy! No sé qué es lo que prefiero. A ver cuando nos vayamos de vacaciones, y la ruptura ea total, qué panorama nos encontramos.
Pues será la única que con el calor duerma bien, que suertuda!!!
Lo de la teta en verano es inevitable, yo porque ya la tengo prácticamente destetada, si no estaría igual.
Ya veras como en vacaciones la cosa irá genial!
Rutina que maravilla, confieso que en mi casa es imposible, entre horarios de trabajo un poco variable y siendo falleros, pues tenemos ciertos momentos en los que la cosa se desmadra un poco, pero por lo general intentamos que algunas cosas no cambien.
Yo no la he llevado a ningún castillo, a la masclet[à si que fuimos y le encanto.
Tu peque disfruto muchísimo y aprendió cosas nuevas y variar de vez en cuando siempre va bien.
Un abrazo guapa!
Nosotros es que no somos nada falleros, pero creo que es bueno que vaya conociendo las tradiciones de donde vivimos. De momento lo de la mascletá lo dejaremos, porque a nosotros no nos gusta demasiado, me agobian mucho las aglomeraciones de gente. Pero lo del castillo lo volveremos a probar mas adelante, que no quiero que le coja miedo.
Qué razón tienes! es difícil el verano con los peques…. y estos calores no nos dejan dormir!! Es lo que peor llevo, que a sus despertares habituales se sumen otros y encima quiera teta y nos demos más calor aún….. jajajjaja
en fin! luego nos quejaremos del frío no? unbeso
Hombre, yo del frío me quejo mucho menos que del calor, pero es que aquí los inviernos son muy suaves, pero en calor nos asfixiamos!!!
Que me den frío, una mantita y un té calentito y soy la mujer mas feliz del mundo! jejeje
[…] todos los niños son iguales y mi hija es de la que necesita rutinas. Es una niña muy inquieta y, desde bien pequeña, comprobamos que las rutinas le hacen estar mas […]
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