Cuatro meses han pasado desde que matriculamos a la niña en la guardería y en esos cuatro meses he tenido tiempo de mentalizarme, de hacerme a la idea de como sería nuestra nueva rutina, de pensar en como lo llevaría ella, como lo llevaría yo… Y el pasado 1 de septiembre llegó el ansiado/temido primer día. Cuatro días después creo que puedo calificar la reacción de Valkiria ante la guardería como… ascendente. Ahora entenderéis porque.
Sinceramente, estuve la mar de tranquila hasta justo el día de antes por la tarde que empezó a entrarme ese gusanillo mezcla de emoción y nervios, el mismo que sentía el día de antes de cada inicio de curso en mi edad escolar. Supongo que todo lo tranquila que estaba y toda la confianza que tenía en que todo iría bien se esfumó en el momento en el que dejó de ser una cosa lejana y paso a estar delante de mis narices.
Ya conté porque pensaba que a Valkiria le iba a ir tan bien en la guardería. Es una niña extrovertida y que esta ansiosa de estar y comunicarse con otros niños. Pero claro, una cosa es eso con papá o mamá alrededor, y otra cosa es estando ella en un sitio «extraño», con gente «extraña» por primera vez en sus casi 23 meses de vida. Nunca se había quedado con nadie que no fuéramos nosotros o como mucho los abuelos. Así que en cierto modo su reacción era la esperada, pero ha llegado con algo de retraso. Me explico…
El primer día fuimos los tres hacia la guardería tan normal, incluso yo le iba explicando, como ya había hecho en muchas ocasiones durante las últimas semanas, donde íbamos y que haría ella allí. Llegó andando por su propio pie y como el sitio ya lo conocía de dos o tres días que habíamos ido juntas a llevar cosas, pues entró sin más. Pero entró en la clase de los pequeños, que dio la casualidad que nadie lloraba. Así que cuando la acompañe a su clase y al abrir la seño la puerta todos los niños estaban llorando, ella se quedó super parada, con cara de: «Pero mamá, ¿donde me has traído?». Se la dí a la profesora y yo al menos no la vi llorar.
La que no pudo reprimir que se le saltase la lagrimilla fui yo, pero ella no me vio. No creía que me fuera a emocionar, pero en ese momento y a pesar de saber que allí iba a estar bien, no podía dejar de tener un nudo en la garganta que me encogía el estomago. ¡Y eso que solo iban a ser tres horas! Pasado ese rato, cuando fuimos a recogerla estaba tan normal. No hizo ninguna fiesta ni ningún aspaviento al vernos. Estaba jugando y siguió jugando a su bola. Parecía como si estuviera un poco enfadada en plan «paso de vosotros» y no se quería ir. Para ser el primer día la cosa había ido de maravilla. Las seños me dijeron que había tenido su momentito de llorar como todos, pero que luego había estado muy bien.
Al día siguiente, ya solas las dos, me temía una reacción peor, pero la cosa siguió igual de bien. Entró sin llorar y al salir incluso me tendió los bracitos para que la cogiera, pero estaba contenta. A mi, en parte, me extrañaba que todo fuera como la seda, pero sin duda lo prefería así… ¡Ay amigos!¡Como cambian las cosas de un día para otro!
Ayer, jueves, fue a la guardería tan tranquila andando. Una vez en la puerta me despedí de ella y entró tan pancha, pero a mitad de camino, cuando yo ya no la veía, se lo pensó mejor y volvió a salir hacia mí llorando. La seño la interceptó y se la llevó para dentro. A mi ya ahí se me quedó el cuerpo un poco más raro. Cuando la recogí estaba hecha un mar de lágrimas y la tuve que llevar a casa en brazos mientras ella lloraba y chapurreaba algo inteligible, que no se si era algo que me estaba contando o simplemente que me estaba echando bronca. Las maestras dicen que el resto de la mañana estuvo bien, e incluso yo he podido ver fotos de como juega y participa de las actividades, eso me deja mas tranquila.
Llegamos al viernes y la cosa ya empieza mal. Se pone a llorar antes de salir de casa, me toca llevarla en brazos hasta la guardería y una vez allí rompe a llorar a moco tendido. Yo le explico que no va a pasar nada, que va a estar bien jugando con sus compañeros. Sale la seño, intentamos calmarla, pero no funciona, así que al final pasa lo que yo no quería que pasara, me la tienen que arrancar literalmente de los brazos. No me ha gustado nada. Pero no se de que otro modo podría gestionar esto. Se supone que los padres no debemos pasar de la puerta para que los niños no se acostumbren a que los llevemos hasta clase, entre otras cosas porque habría mucho follón de padre y de niños. Eso lo entiendo. Pero espero que esta situación no dure mucho tiempo.
Ya se que es lo normal, que es el periodo de adaptación por el que pasan todos y que tarde o temprano lo asimilará e irá tan contenta. ¡Pero estaba yendo tan bien! Ahora aquí me tenéis, esperando que pasen las tres horas para ver como me la encuentro hoy al ir a recogerla… Seguiré informando.
¿Como llevaron vuestros peques el inicio de la guardería?
¿Y vosotros?
7 Comentarios
Ay, guapa! En nuestro caso la adaptación fue marvelous desde el instante uno, así que no tengo experiencia de drama de primera mano este sentido.
¿A la hora de recogerla os dejan entrar al aula? Lo digo porque yo entro todos los días que lo recojo y estoy un ratino (tampoco mucho, cinco minutos) en el que charlo con la seño (o con otras mamis), «charlo» con los compis de Migordi, o le pido que me enseñe con qué ha jugado en el día… Me da la sensación de que el hecho de que él vea que su seño y yo «somos amigas» y que juego con sus compis, aunque sea ná de rato, hace que lo integre todo mejor.
También procuramos ir «jugando» todo el camino hacia la escuela (cantando, señalando y nombrando cosas, charlando -modo 21 meses que tiene Migordi, jejeje-, etc.) para que no vea que el quedarse allí es una «ruptura», sino que es una parte del día que va seguida de más juegos cuando le recogemos (por supuesto la vuelta también es jugando, jajaja).
Pero vamos, que esto no es receta, ni consejo ni ná, faltaría más, era sólo por contarte algunas cosas que hacemos 😉
A ver qué tal va hoy tu nena, espero que algo más tranquila. Ya nos contarás.
Besote!
Pues no, no nos dejan entrar ni al llevarla ni al recogerla. Solo en días especiales. Supongo que cada centro tiene sus normas y este pues tiene esas normas.
Ahora que ha pasado una semana la cosa ha mejorado mucho, creo que mi actitud, aunque yo no me diera cuenta, también era factor importante en todo esto. Ahora voy más happy flower y parece que a ella eso le gusta.
Gracias por pasarte y comentar guapa! Un besazo
Yo espero que al ir al cole el año que viene todo sea así, sin dramas, ni llantos ni tragedias griegas al ir y venir. Mi bichilla tiene un carácter parecido al de Valkiria, por lo que leo en tus posts, y por eso yo voy muy predispuesta a que la adaptación sea un mero trámite. Espero acertar y no caer en el drama dentro de 12 meses.
Bueno, no fue drama los dos primeros días, luego vino el super drama in crecendo, jajaja, pero bueno le duró tres días. Ahora ya lo lleva super bien. Seguro que Bichilla lo llevará genial el año que viene!
A nosotros con la niña el año pasado nos pasó igual, los primeros días fenomenal y luego no había quien la soltara, pero le duró unos días. La profesora que tiene es encantadora y les da tanto cariño que en menos de una semana ya se le había pasado. Es normal, son niños, a nosotros nos cuesta un cambio de trabajo, a ellos más porque apenas hablan y les cuesta comunicarse, además se desprenden de sus protectores que somos nosotros. Espero que Valkiria pronto vuelva a quedarse sonriendo.
Pues si, es una situación totalmente normal. Por suerte, en el transcurso de esta semana la cosa ha cambiado mucho y ahora va super contenta e incluso ayuda a otros niños a entrar cogiendolos de la mano, jejeje, me la como!!!
[…] realidad, ha pasado exáctamente lo mismo que el año pasado, ¡matemático! Primeros dos días bien, y al tercero… ¡catapum! Solo que este año parece […]
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