Últimamente tengo que tener mucho cuidado con lo que digo, ¡pero mucho! Porque, depende de lo que le diga a Valkiria, yo solita me puedo meter en cada jardín que… ¡tela marinera! Y no solo porque ya hayamos entrado en la «fase del por qué» (que también… Y de la que ya os hablaré otro día), sino porque esta niña tiene mucha memoria y cosa que le digas, cosa que te recuerda, ¡y no se olvida! Así que, nada de prometer si no se va a cumplir… Y nada de decir cosas que no sean verdad, a no ser que quieras dar mas explicaciones que en un tercer grado… ¡Os cuento!
Resulta que el otro día le compré una camiseta de Batman, con capa y todo, y le encantó, pero, ¡ay madre bocachancla! Se me ocurrió decirle: «Mira Valkiria, tiene capa, ¡para volar!» (¡Pá que has dicho ná!) Ella salió corriendo tan feliz del salón, enfilando el pasillo al grito de: «A volaaaaaaaaaar» y acto seguido oimos que se pone a llorar. Yo, pensando que se habría caído fui a ver que pasaba y allí estaba, parada al final del pasillo, llorando. Cuando le pregunté que le pasaba me contestó: «Es que no funciona, no puedo volar»… ¡Santa inocencia infantil! (Y tremenda cagada la mía…) Mientras la consolaba por el sofocón de la capa me tocó explicarle que no era la capa lo que volaba, sino los superhéroes y que nosotros no eramos superhéroes, solo personas normales, sin poderes, pero que podíamos jugar a volar, solo jugar, sin volar de verdad. Que los que podían volar eran los pájaros y Superman. Que si patatín y que si patatan… Como veis, por culpa de un comentario inocente me tocó dar demasiadas explicaciones y contestar mas de 3 y 4 porqués.
Lo de la memoria también es algo curioso porque, la semana pasada, una seño de la guarde me decía que, a estas edades, los nilños no suelen tener mucha memoria… Ya, ya… Pues serán todos menos la mía, porque a Valkiria no le puedo decir nada que no vayamos a hacer. Ejemplo práctico: el jueves pasado me la llevé a casa con berrinche después del parque porque quería seguir la fiesta en casa con los amiguitos y era tan tarde que no podía ser. Yo, alma de cántaro, le dije que eso lo haríamos al día siguiente… ¿Y que pasó? Pues que al día siguiente la volvimos a tener porque no fuimos a casa a jugar con los amigos…. ¡Tengo que controlar lo que digo, obviamente!
Así que, amiguitos, ¿que hemos aprendido hoy? Pues que, en la medida de lo posible, tenemos que medir muy bien nuestras palabras sino queremos llevarnos rabietas extra para casa por incumplimiento de contratos verbales… Y los temas fantásticos, ¡ojito! que tengan claro que los poderes son solo cosa de los superhéroes.
¿Tuvisteis que explicar más cosas de la cuenta por algo similar?
4 Comentarios
jajaja, vaya tela lo de la capa!!! yo eso se lo digo a mi marido, que es super bromista…ojo con lo que dices q ellos la ironía no la pillan!!!
Es que es eso, nosotros se lo decimos sin ningún tipo de maldad, pero ellos se lo toman todo al pie de la letra, ¡que cuidadito hay que tener!
Ja,ja,ja, qué bueno. El Santo no sé si se acuerda o no aún pero, por justicia, siempre le digo que «luego… si podemos/nos da tiempo» jejeje. Me encanta el dibujo y la inocencia de la peque.
Yo lo intento, pero la verdad es que no siempre me sale meter el concepto de posibilidad, jejejeje, ¡que difícil es todo a veces!
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