Que bonitas son las primeras palabras de un niño. La primera vez que dice papá o mamá. Sus primeras frases de dos y tres palabras. La primera conversación medio coherente que puedes mantener con ellos. ¡Todos ellos momentos inolvidables y mágicos! Pero… ¡Ay, que la niña me ha salido parlanchina! Y vivimos en un estado de constante diarrea verbal que no cesa en ningún momento del día.
Adoro la manera que tiene Valkiria de expresarse. Sus expresiones de vieja y lo bien que se comunica y se hace entender. Tiene facilidad para el lenguaje, eso es innegable. Y suelta cada una que deja al mas plantáo con el culo cuadráo. Pero todo tiene su parte buena y su parte mala. La mala es cuando te das cuenta de que, como decía mi madre, la niña no calla ni debajo del agua. ¡que no me oigo ni mis pensamientos!
Que intento hablar con el Papá Cascarrabias de algo, ahí esta ella metiendo baza. Llaman por telefono, alrededor la tengo pegando saltos y arrancandome el telefono de las manos mientras repite: «¿Quien es?¿Quien es?«. Que vamos por la calle con mucho tráfico y no hay manera de oir nada… tranquilos, ella sube el volumen y continúa con su diarrea verbal.
Si me está leyendo mi madre ahora mismo pensará: «castiguito divino…» porque esa expresión, tan exageradamente andaluza, era la que me decía ella a mi. En el fondo, muy en el fondo, se que no me puedo quejar, porque en eso, esta niña ha salido a mi. Y como dicen en mi tierra: «Bendita la rama que al tronco sale». Pero, disculpadme la reacción de malamadre total, ¡es agotador! ¿A alguien le sobran unos tapones por ahí?
Si no esta contándote algo o hablando contigo, está cantando. Sino poniendo vocecitas mientras juega. Cuando come, habla más aún, muchas veces para evitar comer, otras porque creo que siente que si nosotros hablamos, ella también debe hacerlo. Y cuando toca dormir… ¡ni así calla! Va murmurando cosas en voz muy muy bajita, ¡la cuestión es no callar!
Eso si, que no aparezca nadie, ya no hablemos de desconocidos, y le pregunte cualquier cosa. Entonces de repente, ¡se le ha comido la lengua el gato!
2 Comentarios
Ja,ja,ja. Genial la viñeta. Desde luego que en el fondo es una alegría que tena facilidad para el lenguaje pero entiendo perfectamente que sea agotador porque en casa nos pasa lo mismo jejeje. Solo que no se le entiende todo, tienes que prestar atención lo que lo hace más cansado todavía jejeje.
Gracias guapa! Nosotros la fase de no entenderle nada también la pasamos con la misma verborrea y se pillaba cada cabreo! jajajajaa
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