Hay experiencias que te marcan para el resto de tu vida. Algunas para bien y otras para mal. También hay personas que tienen el poder de marcar como vives una nueva experiencia. Y ese es un gran poder, que, como ya se dijo una vez, requiere de una gran responsabilidad. Las matronas, en parte personal medico, en parte psicólogas, tienen ese poder. Aunque muchas no lo sepan si quiera.
Siempre he pensado que no puedo quejarme del parto que tuve con Valkiria. Fue, a la postre, lo que yo quise, un parto natural. Pero la persona con la que se suponía tenía que formar equipo ese día para que todo fuera bien, es decir, la matrona, no me trato como yo esperaba. Decidió que yo era una mujer retrograda e inconsciente por querer parir como parí, y así me lo dejo claro desde que se encontró conmigo hasta que acabo su turno.
Ahora se que me administró sedación, que yo no quería. Que no era necesario seguir muchos de los protocolos que ejerció conmigo. Y que yo podría haber pedido cambio de matrona, cosa que por desconocimiento y miedo no hice.
Por suerte no soy persona de generalizar y, ya en su día, comprendí que había sido una cuestión de mala suerte. Podría haber sido ella o cualquier otra. Pero fue ella y me marcó. No generándome una opinión de todas las matronas, sino dejándome un recuerdo imborrablemente agridulce de mí primer parto para el resto de mi vida.
Cuatro años después, embarazada de nuevo, estoy viviendo una experiencia totalmente diferente, ya solo a nivel ambulatorio. También tuve mala suerte en ese sentido la primera vez. Pero ahora la historia es bien distinta. Mi matrona es un amor, una mujer que nos ayuda y nos empodera de cara al parto. Que nos explica todo, sin dejarse nada e intenta que vayamos libres de miedo a uno de los días mas importantes de nuestra vida. Ella, que por edad podría ser de la vieja escuela, no lo es para nada. Y yo le estaré infinitamente agradecida por ello.
Esa confianza en ella, y gran parte de curiosidad, fue lo que me hizo ofrecerme voluntaria a asistir a una clase practica de la escuela de matronas de Valencia. Quería ver como se formaban las nuevas generaciones de matronas. Que mensaje se les transmitía. Quizá en un intento inconsciente de comprender cómo alguien puede, dedicándose a algo tan bonito, malograrse de la manera que lo hicieron ambas matronas que me trataron la primera vez.
Clase practica de matronas con Laura Fitera
Asistí, junto con tres compañeras mas de las clases preparto, a esta clase practica que impartía la mismísima directora de la unidad docente de matronas de la comunidad valenciana desde hace 20 años, Laura Fitera.
Lo primero que llamo mi atención fue ver tanta gente. Y saber cuánto habían trabajado todo ellos por estar allí. Cuatro años de carrera para convertirse en enfermeros. Un examen al que se presentaron 14.000 personas de las cuales solo 450 aprobaron. Y ahora dos años de intercalar formación teórica con prácticas por los diferentes puestos en los que podemos encontrar a una matrona. ¡Indudablemente admirables! Después de conocer eso, poco me extraño ver la ilusión en sus caras e incluso emoción en algunos momentos. Pasión por su trabajo. No creo que una profesión así se pueda ejercer de otro modo.
La clase empezó simulando una primera visita en la que ellos nos iban preguntando datos sobre cómo llevábamos el embarazo. Las preguntas habituales. Mientras, Laura supervisaba sus preguntas, aconsejaba por donde seguir preguntando o intercalaba explicaciones sobre aquello que iba considerando interesante en cada caso.
Luego pasamos a la parte practica de la clase. En ella, las futuras matronas (y matrones, que también había chicos) tenían que realizar varias maniobras. Median la altura del útero. Palpaban donde acababa. Tenían que localizar la posición exacta de los bebes para luego poder escuchar su corazón. Primero a través de un estetoscopio de madera (la trompetilla que le ha llamado mi madre toda la vida) y luego con el doppler fetal que usan en los ambulatorios para localizar el latido. Nada de esto tiene que ser ni medio fácil. Más cuando es la primera vez que lo haces.
En mi caso, al ser la que mas avanzada estaba en la gestación, lo tenían un poco más fácil. Un poco… Y podían incluso, mediante otra maniobra, palpar la cabeza y moverla. Ellos decían que la cabeza peloteaba. Yo mientras alucinaba viéndolos.
Había algunos que lo localizaban a la primera. Otros que necesitaban algo de ayuda. Pero en todos ellos vi lo mismo, emoción. En sus ojos, en sus sonrisas cuando encontraban lo que estaban buscando o conseguían localizar el latido. En sus manos, a veces temblorosas, al palpar por primera vez la cabeza de un bebe dentro de su madre, o llevarse una patada de la criatura de turno. Esa emoción me legó y me hizo admirar su profesión aun mas.
Espero, de corazón, que no pierdan nunca esa ilusión, esa pasión, porque ellos son el futuro y en sus manos esta humanizar el embarazo y el parto. Dejar de tratar a las mujeres como si fueran tontas, enfermas o inconscientes y dedicarse a apoyarlas, aconsejarlas y empoderarlas. Porque como mujeres podemos parir. Como dice mi matrona, en un homenaje personal a Star Wars, la fuerza esta en nosotras y tenemos que confiar en ella.

¿Creéis que las matronas se están modernizando con las nuevas generaciones?
¿Tuvisteis suerte con las matronas que asistieron vuestros embarazos y partos?
24 Comentarios
qué increible experiencia formar parte de esa clase. Cómo tu, espero que nunca pierdan esa ilusión 🙂 Y yo espero que tengas un segundo parto maravilloso, que sea como tu quieras que sea!
Gracias guapa! Eso espero yo también… 🙂
En mis dos partos las matronas no han sido especialmente jóvenes, de mediana edad digamos, y creo que con ambas, aunque con métodos muy diferentes, me fue bien. Lo que pasa es que en el segundo, al haber sido un parto prematuro, fue más la ginecóloga quien se ocupó de mí, quien sí era muy, muy joven y muy respetuosa con mis ritmos, pese a lo que se suele decir de la sprisas de los ginecólogos por intervenir de mala manera para que todo acabe rápido.
Oye, pues que bien que te haya ido tan genial en ambos partos…
Aunque suene un poco mal, ¡que suerte!
Mi matrona no fue especialmente buena la verdad, iba a verla como un trámite más, otro médico al que te toca ir a ver para que te haga seguimiento. Ojalá hubiese tenido una más empática o que me aconsejase o guiase de otra forma…
Sería del estilo de la mía en mi primer embarazo… Era mas burocrata que matrona, empatía 0… Así que ir allí no era precisamente agradable.
Yo en ambos partos he tenido la suerte de contar con la misma matrona y la verdad es que no puedo estar más agradecida; muy respetuosa y, sobre todo, dando ánimos en todo momento
Que bien! Así debería de ser siempre!
No tuve unas matronas ideales, es más, en el segundo encima era un baile de sustitutas que al final ni me conocían. Eso si, a la primera, si bien no era «cariñosa» durante el embarazo, nos ayudó muchísimo en el postparto y lactancia, y eso se lo agradezco infinito.
Al menos te ayudo, eso siempre se agradece. Aun así, siendo la profesión que es, la empatía y humanidad deberían ir de serie.
Importantísimo la que te toque. Yo he tenido suerte, sobre todo con las del segundo parto, y eso que fue tan largo que pillé los tres turnos! Pero todas y todos (que tuve un matrón) encantadores y una verdadera ayuda
Pues si, super importante! Es algo que marcará tu recuerdo de ese día de por vida…
Qué experiencia más bonita tuviste la suerte de vivir, me encanta que haya matronas y matrones con ilusión, que sientan y vivan su trabajo, que lo amen. Qué suerte van a tener las mujeres con las que se crucen por el camino
Pues si, a mi me encantó la experiencia y ver tanta ilusión y pasión por su profesión 🙂
Tener una buena matrona es fundamental para una embarazada. La mía no fue muy amable y la del parto en cambio si, y menos mal, xq como primeriza estaba acojonada y la auxiliar me ridiculizó y humilló y yo indefensa muriéndome de dolor, xq no me hizo efecto la epidural.
Espero que para el siguiente la experiencia sea mejor. No sabía q se podía cambiar de matrona, bueno es saberlo 😉
Yo tampoco lo sabía, sino lo habría hecho, sin duda!
Gracias! Eso espero yo también!
Gracias por tu post, me encantó conocer tu experiencia, yo no conozco a ninguna matrona y en mis tres partos fue atendida solamente por mi ginecólogo, En mi primer hijo asistí a un taller de parto humanizado pero no fue de mi total agrado ese sentimiento de culpa que dejana quienes no pueden tener su parto de manera natural, satinizando a quienes tienen por necesidad o lo que sea recurrir a medicamentos o cesáreas.
Saludos
Bueno, creo que cualquier cosa que te haga sentir culpable no está bien enfocada… Debería de respetarse la manera en la que quiera parir cada mujer, sea la que sea… No existe una sola opción correcta.
Coincido totalmente contigo en que estar rodeada de buenos profesionales hace que una experiencia sea totalmente distinta y guardes buen o mal recuerdo de ella.
Yo he tenido la suerte de tener unas muy buenas matronas en mi centro de salud para los 2 embarazos y en el parto de Melocotón que duró 6 horas y pico estuve muy bien acompañada por dos equipos distintos pues justo me pillo cambio de turno. Primero fue un matrón y luego una matrona y los 2 me trataron genial. El parto de la Manzanita fue visto y no visto. Llegué al hospital dilatada de 7 cm a las 10.25 y a las 11 menos 10 ya había nacido. En esta ocasión también fue un matrón y me sentó mal que no me quisiera poner la epidural, pero luego se lo agradecí pues fue tenerla y estaba paseando con ella, perfecta, y de la otra forma no me habría hecho efecto y habría tenido los efectos secundarios de ella.
La experiencia que cuentas es muy buena y es genial que una se pueda cambiar de matrona hasta que encuentres una con la que te sientas cómoda y atendida.
Pues si… Es super importante el papel que juegan en nuestros embarazos y partos…
Yo ya me pido un parto como tu segundo, jejeje, rapidito! 😉
Yo tuve a mi peque en un hospital privado donde la presencia de la matrona no es como en el público y mi experiencia fue mala. Fue un hombre. Cuando venía a explorar bien pero en el momento del parto mal. Tengo muy mal recuerdo de él. Durante el parto me echó la bronca varias veces, me hizo sin avisar la maniobra de Kristeller y luego se llevaron al niño sin decirme nada durante 10 minutos y nadie me decía nada. Me sentí más un objeto que una mujer teniendo un bebé. Todo esto sin haber dejado pasar a mi chico al parto por lo que fue todo un poco horrible pero bueno. Si tuviera otro cambiaría muchas cosas!!!!
Ostras, siento mucho leer que te pasara eso. ¡Que poca humanidad!
Es cierto que la cosa cambia mucho de privado a público, pero justamente porque ibas por privado la atención, se supone, que debería ser mejor… Aunque como siempre, dependerá de quien te toque.
Mis dos matronas, en los partos me refiero, fueron encantadoras. El primero fue un parto inducido así que más allá de que era muy agradable y me transmitía seguridad no sé qué hubiera hecho o no ya que, además, al final, me asistieron ginecólogos. La segunda, como fue un parto en un hospital privado, donde creo que intervienen menos, pues tampoco sé jejee. Sobre todo porque desde que llegué al hospital hasta que tuve al pollo en mis brazo pasó algo menos de una hora. Ja,ja,ja. Pero, la conocí esa misma mañana y genial de trato, cariñosa, animando a tope… Muy contenta con ella.
Me alegro de que tus dos experiencias fueran buenas.
¡Que suerte!
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