Tercer trimestre, y con él llegó la calma… ¿quien lo hubiera dicho? Se supone que el tercer trimestre es aquel en el que uno se encuentra peor. El tamaño que va cogiendo la barriga, el cansancio, la imposibilidad de dormir bien en casi ninguna postura, etc, etc. Pero ya veis, para seguir demostrando que cada embarazo es un mundo, aquí el tercer trimestre ha sido el más tranquilo y menos cansado de los tres.
No os negaré que este último mes, la recta final unida al calor sofocante que está haciendo este verano, sí que se me está haciendo pesado. Pero, curiosamente, me encuentro con más energía y mejor que los dos trimestres anteriores. ¿Será esto culpa del síndrome del nido? Pudiera ser… El caso es que, a dos semanas de parir, he bajado el ritmo por pura prescripción médica y por qué no quiero sacar a Atreyu antes de tiempo de su zona de confort.
Miedos
A nivel psicológico, empecé a relajarme una vez pasada la ecografía morfológica de las 20 semanas. Entrado ya el tercer trimestre, mi estado de ánimo y mi nivel de energía era el mejor hasta la fecha. Mi mente estaba en una especie de standby en el que ni quería pensar en lo ya pasado, ni preocuparme de lo que estaba por venir. Me había propuesto estar lo más tranquila y zen posible. Para ello, me vinieron genial las clases de yoga gestacional. Quizá como ejercicio físico no haya sido lo más contundente, pero a nivel emocional me han servido de mucho. Es ahora, que ya veo el final muy cerca, cuando empiezo a notar cierta inquietud y que, de vez en cuando, los miedos ante el parto me asaltan.
Es normal, y en cierto modo inevitable, que ese tipo de pensamientos pasen por la cabeza. Por mucho que quieras alejarlos. Por mucho que huyas de ellos. Y por mucho que confíes en ti misma y tú propia capacidad de parir. En un momento u otro se dejan notar. Es entonces cuando intento pensar, como buena friki que soy, y habiendo pasado ya una vez por esto, que la fuerza está en mi y soy una con la fuerza.
Como me encuentro…
En lo que las molestias físicas se refiere, no puedo decir que haya tenido nada fuera de lo común. El tema de los desmayos se fue calmando, por suerte para todos. Además, gracias a la alimentación he conseguido regular mi tránsito intestinal. Y lo único que volvió a aparecer fue el hipotiroidismo gestacional que ya conocía del anterior embarazo.
Tras las analíticas del tercer trimestre, tan solo me tuvieron que suplementar el hierro, algo muy normal en este punto del embarazo, pero que tiene el inconveniente de que suele estreñir. Por suerte, en ese sentido, vamos capeando el temporal. Lo demás todo bien. La prueba del estreptococo salió perfecta y ya solo queda esperar a que todo se ponga en marcha.
A diferencia de mi primer embarazo, me sorprende no estar teniendo, a estas alturas, ni ardor, ni acidez, ni reflujo. En ese sentido no me puedo quejar. Como de todo. Todo me sienta bien y nada me quita el hambre (mas que el calor…). Así estoy rozando la barrera de los 80 kilazos, aunque sin mucha pesadez de espíritu.
Bolsa del hospital
No sabéis lo que me ha costado esta vez hacer las bolsas del hospital. Ya os lo contaba el otro día por Instagram y parece que es algo común en los segundos embarazos. En el primero nos puede la prisa, todo tiene que estar cuanto antes, la habitación, la bolsa… Pero oye, que con el segundo es como que te entra un relajo máximo que nunca ves el momento de ponerte a hacer la bolsa o bolsas del hospital, ¡Que perezón!
Al final, la semana pasada, ya en la semana 37, me decidí a hacerla. Aunque soy tan gañana que aun me falta alguna cosilla por meter… Nada irremediable, que, como dice mi matrona, para parir solo hace falta que vayas tu y, a poder ser, te lleves la cartilla del embarazo. Eso lo tengo. ¡Palabrita! 😉
Plan de parto
Bueno… el plan de parto… ¡Ay el plan de parto! Con que seguridad lo hice la primera vez. Como si aquello fueran mis últimas voluntades. Como si tuvieran que hacerle caso, si o si…. ¡Y que lejos esta eso de la realidad! En mi primer parto dudo mucho de que la matrona se lo leyera si quiera. Incluso a mi, ahora, me da la risa si me paro a leerlo.
Como la esperanza es lo último que se pierde, hoy mismo me he puesto a rellenarlo y pocas diferencias hay con como lo rellené la primera vez. Solo dos, de hecho… La primera es lo de que no me canalicen una vena. Primero porque sé, a ciencia cierta, que en el hospital donde voy a parir esto no entra dentro de sus protocolos y no me lo van a permitir, ¡ni de coña! Segundo porque, pensándolo bien, si tienen que inyectarme algo, prefiero que me pongan la vía al principio que cuando las contracciones sean cada poco tiempo.
La segunda es la opción de donar la sangre del cordón para investigación o para ayudar a quien lo pueda necesitar. La primera vez lo marqué, muy convencida de ello, porque en realidad me parece la mejor opción. Pero, en su momento, solo me dijeron que me sacarían sangre al llegar (sangre que luego se coagularía y tendrían que volver a sacarme casi en dilatación completa). Nadie me dijo que si mi criatura no llegaba a los 3 kilos y medio, aquel cordón no serviría para nada… Yo no soy de tener niños grandes. De hecho Atreyu apenas pesa 3 kilos ahora mismo, así que esta vez no he marcado esa casilla.
Hasta aquí lo que ha dado de si este tercer trimestre del segundo embarazo. Ya solo nos queda esperar a que me llamen para citarme en el hopital para ir a monitores. Y, por supuesto, que Atreyu decida salir… Cuenta atrás iniciada… 10 días y bajando…
¿Como fue vuestro tercer trimestre?
¿Os sirvió de algo el plan de parto?
Sin Comentarios
Finalidad » Gestionar los comentarios.
Legitimación » Tu consentimiento.
Destinatarios »Los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de Webempresa (proveedor de hosting de MaternidadComoPuedas) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Webempresa. (https://www.webempresa.com/aviso-legal.html).
Derechos » Podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.