Mi hija tiene incontinencia verbal

Mi hija empezó a hablar pronto. Aprendía muy rápido. Desde bien pequeña pronunciaba muy bien, tenía mucha fluidez y se explicaba con mucha claridad. Con el paso de los años eso no ha cambiado. A día de hoy, tiene un vocabulario realmente amplio. No es que lo diga yo, es que me lo han dicho hasta en el colegio. Se queda con todas las palabras y luego las suelta y te deja con la boca abierta. Se expresa perfectamente, dando razonamientos que, a veces, no parece que correspondan a una niña de su edad. Todo eso está genial. Es maravilloso… hasta que deja de serlo y deseas, aunque sea por un segundo, que su incontinencia verbal pare. Porque si, mi hija no calla. Nunca. Es incapaz de callar.

Por eso cuando alguien escucha a su hermano empezando a balbucear y me dice: «Mira, otro que va a hablar por los codos» Yo sonrío y pienso para mi misma: «No hay prisa… y si habla un poquito menos tampoco pasa nada«.

Creédme cuando os digo que lo de mi hija, muchas veces, es un monologo interminable en el que yo casi ni puedo meter baza mas allá de un «ahá» por aquí y un «claro» por allá. De echo, estoy empezando a desarrollar una habilidad en la que mi madre es una master del universo, y esta es la capacidad de no escuchar sin que se note. Aunque de momento solo la uso en momentos en los que me es imposible escuchar lo que dice por el ruido ambiental, o cuando mi cabeza no da para mas, que entonces se desconecta sola. Modo survival total.

Fuera de coñas. Me encanta que mi hija me cuente cosas. Que me explique como ha ido su día y todo aquello que le preocupa o le pasa por la cabeza. Pero creo que tiene pánico al silencio. A veces empieza la frase con un: «Mamá…¿Sabes…?» Y no sabe como seguir, o empieza a divagar sin decir nada claro. Eso es hablar por no callar.

niña incontinencia verbal
Niña que no calla vía Shutterstock

Esta incontinencia verbal suya le lleva a hablar con todo quisqui, y les cuenta cada cosa a los desconocidos de la calle que menos mal que no somos famosos porque sino ya sabría medio país todas nuestras intimidades. En esto tenemos que trabajar un poquito, que hay ciertas cosas que mejor no pregonarlas. A nadie le importa mi vida intestinal, digo yo…

Lo cierto es que, en ciertas situaciones hay que frenarla un poco (mucho…). Porque vale que cuando estamos solas ella monopolice las conversaciones y a mi no me importe. Pero cuando esta el padre por casa, no hay manera de que podamos mantener una conversación de mas de cuatro frases sin que ella meta baza por algún lado… ¿Esto les pasa a todos los niños? ¿Es cosa de la edad o ya lo llevan de serie por ser niños? Intentamos e intentamos que entienda que hay que esperar para hablar, que no se interrumpe a los mayores y todo eso… Pero de momento no parece que le cale mucho el mensaje.

No hablemos de los momentos de negociación extrema. Que son muchos. El otro día, sin ir mas lejos. Después de baño, cena, cuento y demás, vuelve mi marido al salón y ponemos un capítulo de una serie. Valkiria empieza a llamarnos cada 5 o 10 minutos durante la siguiente media hora. Alargando inevitablemente el momento de dormir. Y nuestra conversación acabó siendo la siguiente:

  • Valkiria: ¿Le queda mucho a papá para venir?
  • Yo: ¿Para venir a que?
  • Valkiria: A la cama, a dormir.

-Estábamos en casa de los abuelos y estaban compartiendo habitación padre e hija-

  • Yo: Papá no va a venir aun. Tu duérmete. Nosotros estamos viendo cosas de mayores en la tele.
  • Valkiria: Pero papá ha cenado cuando yo, hemos leído el cuento y ahora tiene que venir a dormir. 
  • Yo: No cariño. Los papás, cuando los niños se acuestan aprovechan para descansar y ver cosas de mayores en la tele.
  • Valkiria: Pero yo también quiero ver la tele. No tengo sueño… ¡Y eso no es justo!

¡Ay la justicia, bendita justicia!… Empezamos pronto con lo que es justo y lo que no. Aquí fue cuando ví que la conversación no iba a tener un fin próximo y decidí zanjarla con una frase de esas de madre que, seguramente Valkiria no entendió (pero que a mi me supo a gloria decirla…)

  • Yo: Hija mía, cuando seas padre comerás huevo… Y ahora a dormir.

¿Preferiría una niña callada? No, la verdad es que no. Pero, ¿sabéis que? Cuando mi cabeza ya no puede mas de tanta incontinencia verbal, saco el sedante para caballos… la televisión (o en su defecto la tablet) y eso me da unos minutos para reencontrarme con mis pensamientos. O simplemente para mantener una conversación coherente con otro adulto. Que me hace sentir muy mala madre. Si. Pero es taaaan necesario a veces.

¿Vuestros hijos tienen incontinencia verbal?

¿Tenéis algún truco para frenarla?

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