Nuestra aventura con la alergia/intolerancia a la proteína de la leche de vaca (APLV/IPLV) de Atreyu ha terminado… ¡finito! Y no se si será por la calma que te da el haber pasado por ello antes, pero en esta ocasión todo se me ha hecho mas llevadero. Ahora que ya está superada, me gustaría contaros como ha sido el proceso hasta llegar aquí.
La última vez que escribí sobre ello, el peque apenas tenía 3 meses. Esta vez la detección del problema fue mucho más rápida. Y como sabíamos la solución que tenía, lo pusimos en marcha. El gastroenterólogo al que acudíamos, que fue el mismo al que fuimos con Valkiria, nos dijo que a los 5 meses haríamos alguna prueba, pero llegado el momento no fue así.
Sin embargo, cuando Atreyu tenía poco más de 7 meses, volvimos a revisión y nos pautó una introducción de la proteína de la leche de la vaca a través de yogur directamente en el niño. Yo, que queréis que os diga, no era por ser agorera con el tema, pero me parecía que no iba a funcionar. No es que yo crea saber más que el médico. Sino que, si realmente el tema de las APLV en el caso de mis hijos es una cuestión de maduración del sistema digestivo, a mi manera de ver, aun era muy pronto (por muchos probióticos que le diéramos al chiquillo). Efectivamente, al quinto día empezó a cagar moco y ahí dejé la introducción.
Después de eso estuve intentando hacerme con el médico a través de mail y llamando a su consulta, cosa que fue imposible. Es un médico muy bueno, pero siempre tiene muchísima gente que atender. No había manera de hacernos con él. Aparte, cuando íbamos a consulta, la espera mínima eran dos horas. Así que decidimos cambiar de médico.
Cambio de médico… Calma, no hay prisa
A mi me habían hablado muy bien de otro pediatra especializado en gastroenterología que atendía en la clínica Quirón. Pedimos hora, que no creáis que este hombre va poco solicitado, y fuimos.
Para empezar el doctor me pareció que tenía mucha mano con los niños. Era como esos señores que hipnotizan gallinas… Pero con bebés…
Le echó un vistazo y nos dijo que el consideraba que aquella prueba de introducción que habíamos hecho había sido demasiado pronto. Y que, por tanto, no había necesidad de repetirla hasta los 13 meses. Ni a través de mi, ni directamente en él.
El problema fue que la llegada de los 13 meses coincidió con la operación de lagrimal obstruido. Así que ya quedamos en empezarla pasado el postoperatorio. Con lo que nos plantábamos en casi los 14 meses.
¿Como introdujimos la PLV?
Igual que la vez anterior, fue directamente a través del niño. Sobretodo porque, si llegaba el momento de tener que cortar el proceso, la PLV desaparecería antes de su organismo que del mio. Así yo me convertía en su «seguro» contra la PLV. Por seguir un tiempo mas con la dieta de exención de lácteos tampoco me iba a dar un patatús.
Empezamos por una cucharada de yogur, durante tres días. Luego fueron dos durante tres días mas, y luego tres. Superado eso, pasamos a medio yogur durante una semana. Y después un yogur entero una semana más. Eso si, empezamos con yogures sin lactosa. Esto no se realmente porqué, creo que no llegué a preguntárselo. Pero así lo hicimos.
Cuando llevábamos apenas una semana del proceso, Atreyu empezó a vomitar y tener diarreas. No teníamos claro si podía ser cosa de la introducción de la PLV o simplemente que hubiera cogido un virus estomacal (otro mas…) Primer año de escuela infantil… ¡Ya tu sábeh!
Llegado a ese punto decidimos esperar un par de días más… ¡Y menos mal que lo hicimos! Sin duda aquello no tenía nada que ver con el yogur que le estábamos dando. Era todo cosa de los malditos virus.
Una vez pasado ese bache, tocaba cambiar al yogur normal. Blanco y sin azúcar siempre. Y eso hicimos. Estuvimos así alrededor de mes y medio, hasta la siguiente visita. El único problema fue que el niño acabó por aborrecer el yogur natural sin azúcar. Probé a triturarselo con fruta. A mezclarlo con fruta pero a trocitos…. ¡Decía que nanái!
Sin embargo, no podíamos parar el proceso y fastidiarlo todo. Por lo que decidimos pasar a los yogures de sabores 0% que, por lo menos, no llevan tanto azúcar como los normales.
De ese modo aguantamos hasta que nos tocó volver a revisión donde el gastroenterólogo nos abrió la veda de comer cualquier tipo de lácteo, tanto a Atreyu, como a mi… ¡No sabéis como me puse de queso en navidades!
¿Y el huevo pá cuando?
Pues el huevo es nuestro capitulo dos en esto de superar intolerancias alimentarias. Al principio, y por la pequeña posibilidad de una reacción tardía a la PLV, quedamos en no empezar hasta seis semanas después de la última visita, con lo que eran casi 3 meses después de la proteína. Una vez lo de los lácteos ya estuviera asentado y bien seguro.
De hecho, empezamos hace cosa de tres semanas. Primero solo con la yema del huevo duro. Luego también la clara. Y ya el fin de semana pasado, puesto que la cosa estaba yendo bien y no había reacción adversa de ningún tipo, empezamos a ofrecer otro tipo de presentaciones como tortilla. Siempre con el huevo muy bien cuajado, sea como sea. Así que, aun a riesgo de pillarme los dedos, creo que también doy por superada la intolerancia de Atreyu al huevo.
Sin Comentarios
Finalidad » Gestionar los comentarios.
Legitimación » Tu consentimiento.
Destinatarios »Los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de Webempresa (proveedor de hosting de MaternidadComoPuedas) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Webempresa. (https://www.webempresa.com/aviso-legal.html).
Derechos » Podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.